Buscar este blog

sábado, 12 de febrero de 2011

PDG-Capitulo 12

Capitulo 12

La paz de la casa Elizondo se vio turbada cuando el movil de Carolina comenzó a sonar despertandola a ella y a su hermana, Yurena en medio de la noche.

-¿Pero quien es a estas horas?

-Es…

Carolina miro el nombre en el movil, era Erik y por alguna razon que ella no llegaba a entender, tenía la necesidad de coger el telefono y saber que pasaba.

-¿Erik?

-Carol…te necesito.

Su voz parecía apagada y a la vez urgente, el corazón se le rompió cuando escucho pequeños sollozos que venían de él y la necesidad de abrazarlo se abrió paso en ella como un huracán.

-¿Dónde estas?

-En el hospital, han disparado a Gines.

Carolina se puso una mano en la boca para evitar el gemido de sorpresa que salia de ella ¿Gines herido? Esto se ponía peor por momentos.

-Esta bien, ire enseguida.

-Gracias.

Casi a la fuerza, se obligo a colgar y vestirse a toda velocidad mientras Yurena la miraba intrigada, pero ni siquiera se fijo en eso, su preocupación era ¿Cómo iba a decirselo a Raquel?

-¿Qué haces, Carolina?

-Era Erik Reyes, han disparado a Gines.

Yurena no necesito nada más para salir de la cama e imitar a su hermana, las dos sabían lo importante que era Gines para Raquel y que las iba a necesitar más que nunca.

Raquel estaba despierta cuando alguien golpeo su puerta, se había despertado unos minutos antes por una pesadilla donde Gines le decía que la odiaba y que no volvería a tener nada con ella nunca más.

Luego todo desaparecía y ella se quedaba sola, gritando su nombre.

Se levanto aún asustada por la soledad de su sueño y se puso la bata de seda antes de abrir la puerta encontrando a sus hermanas vestidas y con caras largas, lo que nunca era nada bueno.

-¿Qué pasa?

Carolina entro en el cuarto seguida de Yurena y las dos arrastraron a Raquel hacia la cama haciendo que se sentara mientras intentaban formar las frases correctas en su mente.

-Chicas vamos, soltadlo.

-Raquel hace unos minutos me llamo Erik Reyes.

Eso no sonaba nada bien, solo había dos razones por las que Erik llamaría a Carol, para poner más condiciones sobre sus tierras o para…

De repente, un mal presentimiento hizo que agarrara más la fina bata a su pecho y mirara a sus hermanas en busca de la negativa.

Por favor, que sea por las tierras o cualquiera de esas tonterias.-grito en su mente.

-¿Y? ¿Qué te dijo?

Yurena suspiro sabiendo que su hermana pequeña no podría seguir adelante con su relato y tomo el control de la situación mientras cogía de las manos a Raquel y las bajaba a su regazo.

-Cariño, dispararon a Gines.

Raquel giro su cabeza a su hermana mayor mientras escuchaba su corazón romperse en mil pedazos.

-¿Cómo? Dios dime que no esta….

Carol acarició la cara de su hermana y la forzó a mirarla mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.

-Erik no me dijo nada de eso ¿vale? No pienses en eso.

Pero no pensarlo no era tan facil, estaba tan asustada que sus hermanas tuvieron que ayudarla a vestirse y a salir hacia su coche en busca de noticias.

Tenia que saber que estaba pasando, si Gines moría y seguía pensando que ella era lo peor…

No podría perdonárselo nunca.

Carolina abrazo a su hermana mientras Yurena abria la puerta principal de la casa Elizondo cuando alguien las hizo detenerse en medio de la entrada.

-¿Dónde creéis que vais?

sábado, 5 de febrero de 2011

PDG-Capitulo 11

Capitulo 11

Gines y Erik rodearon la casa para encontrar alguna manera de entrar en ella sin tener que alertar a los que ya estaban en su interior.

-Gines, ahí arriba.

Entonces lo vio, una ventana que daba justo al lugar donde escuchaban los gritos de su hermano.

-Rapido, subamos.

Erik asintió aun no estar seguro de que era eso lo que debían hacer, nunca ha sido de peleas y la verdad, no tenía ninguna idea de empezar ahora.

Pero era su hermano y no dejaría que otro ser querido pasara ante sus ojos.

Al llegar a la ventana, vieron a dos tipos atizando a su hermano como si este fuera papel, tenía la cara ensagrentada y parecía muy débil.

-Hijos de puta…

Erik miro a Gines tensarse como el acero mientras perdía el control que lo caracterizaba y golpeaba el cristal.

-¿Quiénes sois?

-¿Gines?

-¡Matadlos!

Gines corrió como una exhalación hacia su hermano golpeando a los dos tipos que lo tenían atado y mirando a Sergi con una ferocidad que lo asusto.

-¿Estas bien?

-Si…un poco magullado.

Erik apareció dándole un pequeño apretón a su hermano y le desato las cuerdas mientras Gines paseaba la mirada por el cuarto, la voz que había gritado que los matara no estaba en ningún lado, pero lo más raro es que…

Parecía voz de mujer.

-¡Idiotas!

La puerta se abrió de par en par rebelando a Marisa tras ella, la amante de su hermano, la cantante de aquel burdel…

La mujer del mayor traficante de armas del país.

-¿Marisa?

-Debí matarte cuando pude.

Sergi noto su mundo romperse en pedazos cuando le dijo aquellas palabras, la había amado más que a su vida, estaba dispuesto a darlo todo por alejarla de su marido y ella…

Solo buscaba matarlo.

-Zorra.

-No pensarías que me quedaría con algo como tu ¿no?

Esas palabras le arrancaron unas lágrimas, mucho más dolorosas de lo que estaba dispuesto a admitir.

Sin pensar en lo que hacía, se levantó y se lanzó a por ella agarrándola del cuello y empujándola a la pared con una expresión feroz en su cara.

Apretó sus manos alrededor de su cuello, deseando matarla, deseando deshacer todo el daño que su relación había hecho a su familia.

-Debiste creer a tu hermana.

Su corazón se rompió cuando recordó la advertencia de Eli sobre ella, debió creerla, su pobre hermana creía que era un pobre diablo antes de morir.

Pero estaba dispuesto a cambiar las cosas, de una vez y para siempre.

-Podría matarte, es más, me encantaría, pero Gines y Erik no se merecen más daño por mi culpa y como decía Eli, ni siquiera vales tanto la pena.

-Ella era igual.

Sergi apretó aún más su agarre y la miro tan ferozmente que habría podido congelar el infierno.

-Tu no le llegabas ni a la suela del zapato porque ella por lo menos quería a esa persona.

-¡Quitale las manos de encima!

Los hermanos se giraron para ver a Osvaldo Rios allí con una mirada aterradora y armado con una pistola.

Todo pasó muy deprisa para la vista de Sergi, solo vio a Osvaldo apuntarle y disparar y escucho un ruido sordo en el suelo.

Cuando recobró el control, vio a Gines tendido en el suelo mientras Osvaldo se iba con su mujer, Erik empezaba a soltar barbaridades por su boca y…

Un abundante charco de sangre que rodeaba a su hermano mayor.

-No…¡Gines!