Hospital Central: Capitulo 4

Capitulo 4

Esa misma noche, Gines espera a Raquel después del turno para llevarla a un sitio privado para él, no sabe porque pero con Raquel se siente más seguro que con ninguna otra, incluso aquella que le hizo tanto daño.

Raquel lo ve esperandola en la puerta, tiene miedo a que Javier le haya dicho la verdad y a la vez se siente muy comoda con él.

Gines: Hola guapa ¿vamos?

Raquel: Si, claro.

Raquel se sube a su moto algo asustada y se agarra a su pecho para no caerse sonriendo, definitivamente hay algo en este hombre que le fascina.

Gines sonrie mientras nota las manos de ella en su cuerpo, nunca se había sentido así, ni con su antigua novia, le parece algo increible.

Arranca y se marchan mientras Javier los observa a lo lejos con una cara que refleja la rabia de perder y golpeando la pared se marcha hacia dentro planeando algo nuevo para destruir a Gines de una vez.

Media hora más tarde, Gines aparca la moto en un pequeño valle donde todo esta despejado y se puede ver muy bien las estrellas.

Raquel queda impresionada con el pasiaje, sin entender como alguien que tiene esta sensibilidad podría ser mala persona.

Raquel: Es precioso...

Gines: Me alegro que te guste, es mi lugar favorito.

Raquel: ¿Vienes mucho?

Gines: Si, sobretodo a pensar.

Raquel observa las estrellas, brillantes esa noche y vuelve a mirar al hombre que tiene delante con una seguridad aplastante.

Raquel: No eres mala persona...

Gines: Serías la primera en pensarlo.

Raquel: Pues me tienes muy convencida, mi preguntas es ¿porque creen que si?

Gines: No lo se, algunos se creen que por enamorarte de la persona equivocada ya eres malo.

Raquel: ¿A que te refieres?

Gines mira sus ojos y sin pensarlo coge su mano para sentarla en uno de los bancos y contarle algo de su pasado.

Gines: Ya no creo que en el amor.

Raquel: ¿Porque?

Gines: Porque una vez lo hice y me la quitaron tan rapido que casi ni me di cuenta.

Raquel: ¿Quien?

Gines: Javier...

Raquel se acerca a él colocando una mano en su hombro, ahora entiende su enemistad y porque tanto odio.

Raquel: ¿Porque te la quito?

Gines: Porque quería hacerme daño como pudiera y ella era enfermera residente y muy inocente, Javier la engatuso y se la llevo.

Raquel: Vaya...

Gines: Pero lo peor fue el hecho de que cuando la enamoro completamente y me la quito, la uso para hacerme daño y la dejo.

Raquel lo abraza mientras los recuerdos le hacen daño, nunca pensó que habría gente así y todo lo que ha pasado Gines hace que su corazón le duela por él.

Raquel: Ya paso...¿sabes que vamos a hacer ahora?

Gines: Que...

Raquel: Vamos a mi casa a cenar.

Gines le sonrie y asiente levantandose de la hierva, caminan de la mano casi sin darse cuenta hasta llegar a la moto donde se montan para ir a casa de ella.

Cuando entran Gines puede ver su esencia por toda la casa, le encanta y se siente seguro en ese pequeño santuario.

Cenan entre risas hablando de sus hazañas y las prácticas de ella, de risas y bromas e incluso de cosas intimas.

Y así se va haciendo tarde, Gines sabe que es hora de irse pero se siente tan comodo que es lo último que desea, aunque sabe que tiene que hacerlo, quiere estar bien con ella.

Gines: Bueno...tengo que irme.

Raquel: Si...me lo he pasado genial.

Gines: Y yo Raquel, muchas gracias.

Raquel: De nada.

Se dan un sentido abrazo antes de que Gines se vaya, a Raquel le hubiese encantado que se quedara pero sabe que es muy pronto, solo se conocen de unos pocos días y tiene que saber más de él, aunque si es como lo que ha visto hasta ahora tiene la sensación de que habrá muchas otras cenas así.

Gines mientras camina hasta su moto con una gran sonrisa en su rostro, ahora lo hara poco a poco y bien y quien sabe hasta donde podra llegar con la morenita que le ha devuelto algo de esperanza a su maltrecho corazón.